Las que andan con un capuz salpicado de luceros.
Las que mantos de escarlata lucen con regio donaire,
Y las que hienden el aire con su varita de plata.
¿Era día o noche?
El astro de la niebla sobre el tul,
Florecía en campo azul como un lirio de alabastro.
Su peplo de oro la incierta alba ya había tendido.
Era la hora en que en su nido toda alondra se despierta.
Temblaba el limpio cristal del rocío de la noche, y
Estaba entreabierto el broche de la flor primaveral.
Y en aquella región que era de la luz y la fortuna
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