Cantaban un himno, a una, ave, aurora y primavera.
Las hadas ?aquella tropa brillante?,
Delia, que he dicho, por un extraño capricho fabricaron una copa.
Rara, bella, sin igual, y tan pura como bella
Pues aún no ha bebido en ella ninguna boca mortal.
De una azucena gentil hicieron el cáliz leve,
Que era de polvo de nieve y palidez de marfil.
Y la base fue formada con un trémulo suspiro,
De reflejos de zafiro y de luz cristalizada.
La copa hecha se pensó en qué se pondría en ella
(Que es el todo, niña bella, de lo que te cuento yo).
Una dijo: La ilusión?; otra dijo:
La belleza?; otra dijo: La riqueza?; y otra más:
El corazón?
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